Hoy arranca la bitácora estival de Shotwords, más distendida y espaciada que la bitácora que hemos venido elaborando hasta la fecha, con el objeto de poder disfrutar los que aquí escribimos de tiempo libre para estar con la familia y poder regresar en septiembre con energías renovadas.
He querido arrancar con una reflexión que ha provocado en mí un artículo del pasado domingo 30 en la sección cultural de El Mundo.es y que llevaba por título "¿Hacemos un libro?", firmado por A. Cancino Borbón. A partir de este llamamiento "Deberíamos hacer un libro entre la gente de Google+ que nos gusta escribir, aportando cada uno un relato. Lo podríamos poner en Google Libros o Amazon para descargar gratis o pagando una pequeña cantidad (Los beneficios que vayan para una ONG). ¿Es una idea muy descabellada? Podría molar ^^", su autor, Lopo Issac Fernández puso en marcha en Google+, la red social de Google, un proyecto de creación colaborativa que finalmente ayudaría a impulsar la lectura apoyando una librería gratuita, Libros Libres.
El resultado ha sido Relatos+ 2012, un libro que recopila 69 historias inéditas de 49 autores, que en su mayoría nunca antes habían escrito de forma profesional y no habían tenido relaciones con el mundo editorial. Eran escritores amateurs, aficionados a los que o bien les gustaba la lectura y la escritura o bien querían señalarse, ser leídos y publicados por ese baluarte de autoestima y egocentrismo que es el sentirse alguien al ver tu nombre impreso en un libro.
Esta visibilidad del escritor amateur es gracias a Internet, las redes sociales y la proliferación de las herramientas de autoedición que permiten a cualquiera publicar un libro. Este libro nace gracias a la explosión del género del relato breve, que permite dar voz a gente que no quiere, puede o simplemente no le apetece escribir una novela de 300 páginas. Y finalmente, Relatos+2012 se dirige a un mercado cada vez más en auge, el del consumidor de la lectura rápida, esto es, el relato breve y el microrrelato, el gran género literario del siglo XXI.
¿Es positiva o negativa la visibilidad del escritor amateur? Algunos pensarán: "ya estamos, otros escribiendo gratis; otros que se autopublican; otras que son escritores sin haber tenido que luchar lo que he luchado yo; esos que van a empobrecer la cultura y a bajar de su elevado pedestal a la literatura..." etc. Pues bien, yo empecé mi carrera en el teatro amateur. Por desgracia, viví solo los últimos coletazos de este movimiento que tuvo su gran boom en los setenta. Cuando yo comencé, con apenas quince años, ya era el año 1988... Pero lo vivido en la escena amateur me valió para ser el profesional que hoy soy.
Eran tiempos en los que nos movía un deseo de expresión, de transgresión... Queríamos crear sin barreras, sin dictados de mercado. Ser libres para experimentar, manifestar nuestras críticas al sistema... El sitio, no importaba: un salón de actos, un garaje, un bar, la calle, un parque, la plaza de un pueblo... Actuábamos fuera de circuitos convencionales, ensayábamos donde nos dejaban... Normalmente eran las universidades y los centros educativos los que nos abrían sus puertas a cambio de actuaciones gratis para su alumnado. Nacieron grupos de teatro amateur en el seno de las universidades, como ya venía sucediendo desde finales de los sesenta, solo que ahora un grupo y hasta dos por facultad...
Fue tan grande el movimiento de teatro amateur, tan poco profesional pero tan enriquecedor culturalmente, y tan contestatario, que se fue politizando... Se crearon certámenes en esas salas grandes (no tanto como las de ahora) propiedad del ayuntamiento a las que solo podían acceder los profesionales. Y babeábamos al vernos allí, en el centro de la escena, una escena de verdad, ¡con camerinos de verdad! ¡HASTA CON DUCHAS DE VERDAD!
A los certámenes locales siguieron los provinciales, los regionales, los nacionales... Los europeos. Porque a todo esto, nos convertimos en europeos. Y el movimiento amateur se fue disipando. Lo que hay ahora no es ni la sombra de lo que yo viví, y ni mucho menos lo que vivieron otros antes que yo. Hacíamos cultura, cultura de verdad, sin subvenciones que al final no hacen más que controlar y dirigir los contenidos; sin espacios grandiosos para la representación, lo que llevas a contenidos que "llenen", y eso nos permitía llegar a la gente de la calle y establecer un diálogo de tú a tú, actor-público; autor-críticos...
Hace tiempo que soy de la opinión que es muy necesaria la vuelta del teatro amateur, ese teatro capaz de remover conciencias, ajenos al circuito convencional, al mercado, a las subvenciones, a las grandes salas... Ese teatro que arriesga, explora, rompe barreras, experimenta... Por eso, no puedo más que aplaudir que el escrito amateur en la literatura tenga una visibilidad inusitada gracias a las redes sociales, a la Era Digital, a Internet... Personas que no se conocen entre sí, pero tienen en común disfrutar de la escritura y que rebosan de ganas de probar estilos de escritura diferentes y de luchar por temáticas que de verdad les importan y les emocionan.
El movimiento amateur es enriquecedor se de en la disciplina artística que se de, porque es un punto de intercambio de conocimiento y experiencias; de colaboración creativa; de riesgo al no tener limitaciones ni fronteras; de cercanía con el consumidor de la obra... Y es, porque no, un camino hacia la profesionalización a menudo más útil y provechoso que centros de enseñanza en las que unos que apenas saben pretenden enseñarnos el todo.
Así pues, bienvenido sea el proyecto Relatos +2012, que encima sus ganancias irán es a una buena causa: ayudar a una ONG que lucha por la cultura libre y el acceso a la lectura de las poblaciones más desfavorecidas.