Cuando a finales del
pasado mes de enero Carmen Pombero me enroló en ese maravilloso proyecto de
ShotWords yo me encontraba en una situación llamémosla delicada. Después de
casi diez años de experiencia en el mundo del libro, por esto de la dichosa
crisis, en mi empresa habían decidido, y cito textualmente, prescindir de mis
servicios. Así que aquí me encontraba yo, con la que está cayendo, acercándome
a los cuarenta y con la responsabilidad de sacar adelante a un hijo. En esas
estaba cuando, como ha mencionado antes, Carmen
Pombero me invitó a sumarme a ShotWords.
Mi primera impresión
fue de auténtico vértigo. Es cierto que había colaborado con Carmen en algunos
proyectos como asesor histórico (a fin y al cabo soy historiador de formación),
que en un pasado había tonteado con el mundo del fandom literario y que seguía
escribiendo de tarde en tarde como afición. Pero de esto a saltar a un proyecto
con escritores profesionales, gente que se gana la vida con la escritura y
tiene su carrera y su prestigio, media un enorme abismo. Sin embargo Carmen me
hizo ver las cosas de una forma muy distinta. Y es que en este proyecto,
gracias a mi perfil de “friki”, tenía cosas que aportar. Me demostró que mis casi
tres décadas de jugador de rol, mi afición a las videoconsolas y el ocio
electrónico, o mi pasión por el mundo del cómic, sumado todo ello a mi
experiencia en el mundo del libro y mis pinitos literarios, me habían otorgado
unos conocimientos y una experiencia que me colocaban en una posición
privilegiada para entender de primera mano las nuevas formas de contar
historias.
Así que solventadas las
dudas, y aventurándome en un mundo de incertidumbre económica, arranqué con
ilusiones renovadas este apasionante proyecto.
Durante los últimos
ocho meses he participado de forma activa en esta bitácora en un trabajo de estudio
e investigación de las nuevas formas de contar historias, en el que la
narrativa transmedia de la que tanto hemos hablado no es más que una de las
puntas de lanza. Porque las nuevas tecnologías han cambiado para siempre la
forma tradicional de contar historias, y a los creadores nos han otorgado
herramientas que permiten, como decían en Star Trek, “hasta alcanzar lugares
donde nadie ha podido llegar”. Pero al igual que ocurría con el Enterprise,
para llegar a esos lugares hace falta una buena tripulación. Y es que el trabajo
necesario para el desarrollo de universos narrativos, y los conocimientos en
diversas áreas son tan enormes, que se requiere de un equipo. Las nuevas formas
narrativas hacen menos cierto ese axioma que dice que el trabajo de escritor es
el más solitario del mundo (un punto a favor de los fareros). En este respecto
tengo que destacar el enorme honor que ha sido para mí realizar esta labor con
dos profesionales como Carmen Pombero y Daniel Corpas, tengo que agradecer todo
lo que he aprendido de ellos, y espero humildemente haber aportado algo de mi
propia cosecha que a ellos les haya mejorado.
Amén de la labor de esta
bitácora, el cual nos ha servido en muchos casos como carta de presentación, y
tras desestimar el branded content por los motivos que Carmen expuso en la
anterior entrada, ShotWords comenzó su andadura con un proyecto teatral que, a
pesar de lo enormemente novedoso del formato y de su gran potencial para ser
transmediado, en su concepto estaba más cercano a las formas narrativas
tradicionales. Esperemos que algún día podamos ver estrenado dicho proyecto
teatral porque supondría un enorme revulsivo en la forma de concebir los
espectáculos de teatro musical.
Terminado este trabajo
que nos ocupó un par de meses nos metimos ya a fondo con el que es nuestro hijo
predilecto, SINARQUÍA, un universo narrativo transmedia surgido de un antiguo
proyecto televisivo de Carmen en el que la asesoré como historiador. Durante el
último medio año hemos trabajado muy duro para construir un universo en el que
hemos aplicado todo cuanto hemos aprendido en nuestro trabajo de investigación
de proyectos que triunfaron y, sobre todo, que fracasaron. Hemos tenido
nuestros roces, lo cual es natural cuando hablamos de gente que jamás ha
trabajado junta, y seguimos limando asperezas a diario para conseguir acoplar
un equipo de trabajo que, y en eso hablo de mis compañeros Carmen y Daniel,
está cargado de talento e ilusión.
Somos conscientes de
las enormes limitaciones que tiene España y su “industria” cultural a la hora
de levantar un proyecto transmedia tan ambicioso como es SINARQUÍA, pero
tenemos una fe ciega en esta historia. Sabemos a ciencia cierta del enorme
potencial que tiene la historia que queremos contar, el universo narrativo que
estamos construyendo y que estamos a punto de presentar. Un universo nacido de
nuestra cultura milenaria que por su universalidad puede y debe trascender las
fronteras. Creemos firmemente que SINARQUÍA os va a enamorar tanto como nos ha
enamorado a nosotros.
Si nos has seguido los
últimos meses, si hemos logrado llamar un poco tú atención, si te gustan las
buenas historias, tan solo te pido un poco más de paciencia. Tan solo tienes
que esperar dos semanas a partir de hoy para que te revelemos que es SINARQUÍA…