viernes, 14 de junio de 2013

Goliat y Goliat Senior

En jerga económica suele decirse que cuando EEUU estornuda Europa se resfría, poniendo de relieve la enorme influencia ejercida por la primera potencia mundial. Esto es así en todos los ámbitos: tecnología, cultura, moda, etc. Antes era relativamente común que cuando un pariente viajaba allí volviera con regalos como el par de zapatillas Nike que todavía iban a tardar un par de años en comercializarse en España. Hoy en día, sin embargo, el mundo ha cambiado de forma radical: las tendencias viajan a la velocidad de Internet, hasta el punto de que cabe afirmar que el futuro fue ayer.


Hablemos de la tele, reina absoluta del ocio familiar desde mediados del siglo pasado y que ahora, como casi todo, se enfrenta a un futuro incierto. Esta semana, sin ir más lejos, hemos asistido entre atónitos e inquietos al cierre fulminante del canal público griego, por una serie de motivos político-económicos no del todo transparentes. 

Y aquí, hoy mismo, amanecemos con titulares como la guerra cainita por el fútbol entre Prisa y Mediapro o la carta desesperada de Intereconomía pidiendo dinero a su audiencia para sobrevivir. Síntomas de agotamiento de un modelo que depende casi exclusivamente de los muy mermados ingresos publicitarios. Y esto, como narradores audiovisuales, nos afecta y nos preocupa.

Pero, ¿cuál es la situación allá por las Américas? De entrada, nos llegan cada vez más noticias de la plataforma Netflix, que ofrece películas y series en streaming a cambio de una cuota mensual. Fundada en 1997, cuenta en la actualidad con casi 2500 empleados, genera beneficios de más de 200 millones de dólares (2011) y está sólidamente implantada en EEUU, Canadá, Latinoamérica, Irlanda, Reino Unido y los países escandinavos, mercados donde suma en total 32 millones suscriptores. 

Al parecer España no entra dentro de los planesde expansión de la compañía por las elevadas cifras de piratería y el desinterés del gobierno por atajarlas. 

Además, Netflix se ha lanzado también a producir contenidos, destacando la muy valorada webserie “House of cards” (con Kevin Spacey) que ya mencionamos en nuestra bitácora hace unas semanas. Se abre así la posibilidad de un consumo cien por cien a la carta, pues es el espectador quien decide si quiere descargar los capítulos individualmente o de golpe. 

Hay varias pruebas de que la llamada “Revolución Netflix” no es un fenómeno efímero y circunstancial: en 2008 nace Hulu, que oferta gratuitamente (incluye publicidad) programas y películas de Fox, NBC y otras grandes networks. Y sobre todo llama la atención la nueva dirección emprendida por el gigante Amazon: a principios de año se subieron a la web catorce pilotos para que el público votase sus favoritos. En base a esas preferencias se han seleccionado cinco series que se estrenarán a finales de 2013, entre ellas la comedia “Alpha house”, protagonizada por John Goodman.


La competencia se presume dura, pero ante todo enriquecedora, tanto para consumidores como para creadores.


Eso sí, en este escenario, las diferencias entre la Vieja Europa y el Nuevo Mundo se hacen más evidentes que nunca…      



miércoles, 12 de junio de 2013

Érase una vez...

Son tan solo tres palabras, pero son probablemente las tres palabras más poderosas de nuestro lenguaje. Ninguna otra fórmula atrapa la atención como estas tres palabras. Hagan ustedes, amables visitantes, el favor de detenerse un instante y en su próxima reunión familiar o de amigos, sin importar la edad de estos, decirlas en voz alta, para así comprobar lo que sucede. Digan con firmeza: “Érase una vez”.

A Charles Perrault le debemos esta expresión (Il était une fois), y desde aquel lejano 1694 en que lo empleó por vez primera ninguna otra fórmula ha logrado atraer la atención del público como esta. Esto se debe a que anuncia el principio de un cuento, de un viaje a ese mundo de la fantasía en el que habitamos en la infancia y al que siempre deseamos volver. Esta fórmula magistral es un pilar básico que ningún narrador debería olvidar jamás. Y a tenor de lo que estamos viviendo estos últimos años, parece que no lo hemos olvidado.

Y es que de un tiempo a esta parte los lectores y espectadores de todo el mundo estamos comprobando como los cuentos clásicos y sus personajes se adueñan una vez más de nuestra imaginación. La razón es más que evidente; por un lado el cuento de hadas nos retrotrae a esa edad dorada que es la infancia, y por otro lado los cuentos de hadas son el culmen de miles y miles de años de tradición oral, de contar cuentos alrededor del fuego, y como tales son fórmulas narrativas perfectas. Aunque no me guste especialmente usar esta expresión, puesto que siempre han estado ahí, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que los cuentos de hadas clásicos están de moda.

Si bien esta tendencia de recuperar los cuentos de hadas clásicos adaptándolos a los tiempos y gustos modernos ya la podemos percibir en los años noventa del pasado siglo (no hay más que recuperar obras como Neverwhere o Stardust, de ese genio inglés llamado Neil Gaiman), tenemos que acercarnos al mundo del cómic para encontrar el primer intento serio y exitoso de adaptar los cuentos de hadas a nuestro tiempo.

En el año 2002 el sello Vertigo Comics publica el primer número de la serie Fábulas (Fables) guionista y dibujante Bill Willimgham. En dicha serie que sigue publicándose a día de hoy con tremendo éxito de público y crítica,  son los protagonistas de los cuentos de hadas los que al verse obligados a huir de sus Tierras Natales que han sido conquistadas por el misterioso enemigo conocido como “El Adversario”, se exilian en Nueva York. Una vez en la Gran manzana descubrimos a estos personajes clásicos en facetas que son tan comunes a nuestro mundo como impropias del mundo de los cuentos en el que generalmente habitan.

Claramente inspirada por Fábulas en 2011 la cadena de televisión estadounidense ABC estrenaba la serie Once Upon a Time. El rotundo éxito de la serie no solo la ha permitido renovar por una tercera temporada, sino que está anunciado un primer spin-off de la misma, Once Upon a Time in Wonderland. También en 2011 la cadena NBC lanzó el procedimental de fantasía Grimm, en el cual un heredero de los hermanos Grimm se enfrenta a todo tipo de criaturas surgidas de los cuentos de hadas. Y al igual que la serie de la ABC la serie Grimm ha sido renovada para una tercera temporada. Por si esto fuera poco la cadena de televisión española Antena 3 tiene previsto estrenar para la próxima temporada la serie Cuentos del Siglo XXI, la cual revisitará los cuentos clásicos para contarlos con una óptica actual.

Pero no solo en la pequeña pantalla viven esta edad dorada los personajes de los cuentos. En los últimos años los cuentos de hadas se han apoderado de las pantallas de cine de todo el mundo. Y no precisamente en películas realizadas para el público infantil, como las de la factoría Disney. Títulos como Los hermanos Grimm (The brothers Grimm, 2005), Caperucita Roja (Red Riding Hood, 2011), Blancanieves y la leyenda del cazador (Snow White and the Hunstman, 2012), nuestra aportación nacional en forma de película muda y en blanco y negro, Blancanieves (2012), o la más reciente Hansel y Gretel: cazadores de brujas (Hansel & Gretel: Witch Hunters, 2013), son una muestra del enorme poder de atracción que estas historias y sus personajes siguen teniendo sobre nosotros.


Aunque el repaso que hemos dado al fenómeno del renacer de los cuentos de hadas en el mundo de la cultura popular de la Era Digital a buen seguro estará incompleto, es más que suficiente como para darse cuenta de que los cuentos de hadas no solo siguen vivos, sino que gozan de una salud envidiable. Como narradores no podemos dejar de constatar que los cuentos tienen todos los elementos necesarios para que una historia triunfe. Son la base sobre las que puede construirse cualquier historia. Por eso nos encanta, de vez en cuando, comenzar nuestras historias con un “Érase una vez…”.

lunes, 10 de junio de 2013

APP: sin aplicación no hay película

Cartel del film
APP es la primera experiencia holandesa en el uso de la segunda pantalla para ver una película. Efectivamente, si uno quiere ver el film, ha de llevarse al cine la aplicación que da título a este siniestro thriller y lo que es más, tener el móvil encendido todo el tiempo que dure la proyección. ¿Por qué? Porque sí no, no entenderá ni jota de lo que allí está pasando. Y es que para saber de qué va esta película es necesario conocer primero la aplicación diabólica que da nombre al film (y que es la que el espectador tiene que descargarse antes de entrar en la sala). 

El argumento de este thriller psicológico no puede tener más que ver con el mundo de las aplicaciones. La modesta e inteligente estudiante de psicología de veintiún años, Anna Rijnders va, después de un dramático accidente en el que su hermano menor ha quedado parcialmente paralizado, encerrándose paulatinamente en su propio mundo virtual. Adicta a las aplicaciones, los medios sociales y su smartphone, Anna se hace amiga de la estudiante Sophie, espontánea y atractiva, que tiene una relación con el joven y guapo Daan.

Imagen del film
Después de una fiesta salvaje de la que casi nada pueden recordar, Anna descubre que tiene una misteriosa y extraña APP instalada en su teléfono. Se trata de una aplicación inteligente, llamada IRIS y que responde a todas las preguntas como si de una aplicación con vida propia se tratara. Para su sorpresa, la aplicación no sólo conoce las respuestas a preguntas científicas e históricas, sino también a las cuestiones relacionadas con su vida personal y la de sus amigos. Cuando Anna empieza a recibir gracias a IRIS astutos textos crípticos y códigos asociados a la misteriosa muerte súbita de las personas que la rodean, entiende que habrá de penetrar en la "conciencia" de IRIS para saber qué se esconde tras los asesinatos y tras la propia aplicación...

El film, que se estrenó en marzo en Holanda, ha tenido una muy favorable acogida gracias a la gran campaña previa que se hizo en las redes y por vías convencionales que logró crear una gran expectación en torno al thriller y a su novedoso formato. La empresa responsable ha sido 2CFILM, una productora cinematográfica de actividad internacional con sede en Amsterdam y que tiene como objetivo dar forma creativa al desarrollo y la producción independiente de películas comerciales para una amplia audiencia. 

Premier de APP en Amsterdan
Además, 2CFILM quiere ser un caldo de cultivo creativo para cineastas ambiciosos y talentosos, donde precisamente combinar ese joven talento con profesionales experimentados. En fin, que en épocas de crisis los holandeses han apostado por jóvenes creativos e innovadores capaces de desarrollar nuevos conceptos culturales con gran repercusión comercial. La productora integra las últimas técnicas en el contenido, lo que les ha salido redondo en el caso del film APP que utiliza una aplicación recientemente desarrollada como segunda pantalla. 

Web, aplicación, film... ¿alguien da más?
2CFILM fue fundada por Edvard van 't Wout y una parte de IMAGINATION, la nueva empresa conjunta de Robin de Levita (productor de los grandes musicales de Broadway en Europa) y Kees Abrahams (responsable de ¿Quiere ser millonario?), ambos son los productores más creativos que ha dado Europa en los últimos veinte años. APP es la primera de una serie de películas que se están desarrollando en 2CFILM con este novedoso sistema de la segunda pantalla. 

Habrá que preguntarse si éste es el futuro del cine para solventar la crisis de formato que padece la industria, que tras el Cinemascope no ha vivido una gran transformación (el 3D ha sido un fracaso...)

Esperamos que esta experiencia se llegue a comercializar en nuestro país y podamos disfrutar del film APP y toda su parafernalia en nuestros cines.

La siniestra IRIS