Mucho ha llovido desde aquellos
tiempos en los que el faraón de Egipto tenía el monopolio de la elaboración del
papyrus (papire en griego, de donde procede la palabra “papel”). De hecho,
en egipcio per-peraâ significa “flor del
rey”. Y es que el invento procedía ni más ni menos que de una flor acuática,
originaria del Nilo aunque extendida por toda la cuenca del Mediterráneo, una
hierba palustre que tras un elaborado proceso daba como fruto unos pliegos
sobre los que se puso de moda escribir…
En determinados foros últimamente
se habla de “literatura digital” -¿es o no literatura?; ¿su existencia es
posible más allá de Internet?; ¿es la ciberliteratura una obra de arte y no una
pieza literaria?- Por no hablar de aquellos para quienes la literatura digital
son las novelas de toda la vida pasadas a formato EPUB, MOBI o PDF.
Con todo esto a mi me vino a la
cabeza qué debieron pensar aquellos antepasados nuestros, acostumbrados a la
piedra de toda la vida, cuando irrumpió en sus casas el papiro… ¿Acaso el
hombre no lleva viviendo de sus avances tecnológicos toda su existencia? ¿Y no
se ha aprovechado de estos inventos para hacer arte? Y entendamos que al decir
“arte” no me refiero sólo a esas piezas de museo (el teatro es arte, y también
lo es el “docuteatro”, un híbrido entre pieza teatral y documental con el que
nos sorprendió la compañía DV8 el pasado Festival de Otoño en Primavera
haciendo uso de toda clase de tecnologías de la imagen para componer su híbrido
teatral).
Así que la evolución podríamos
resumirla así, y perdón porque lo hago a groso modo: en el neolítico estábamos
pintando animales en la pared de la cueva y un buen día, nos pasamos a la
piedra (en principio los pictogramas que darían paso a la idedografía)…
Llegaron los sumerios con sus placas de barro en forma de cuña para hacerse los
amos de la escritura cuneiforme… Los egipcios, en sus papiros, nos complicaron
la vida con los jeroglíficos… El hombre
se hizo más listo y pensó ¿para qué complicarse tanto? Así que se inventó las
escrituras basadas en grafemas y las ideográmicas… El papiro se convirtió en
papel, llegó Gutenberg, de quién ya hemos hablado aquí, cuya imprenta ha tenido
la hegemonía de la escritura durante más de quinientos años…
Hasta que apareció la literatura
digital, literatura electrónica o ciberliteratura, con una nueva escritura que
recupera el sentido de la imagen en su totalidad y se sirve otra vez de la
interpretación del hombre, como el jeroglífico del papiro, para darle sentido
al contenido de su obra.
Los tiempos cambian, y el ser
humano sigue reinventándose una y otra vez, porque de no ser así, no sería
humano.
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