viernes, 22 de marzo de 2013

Inmigrantes vs. Nativos


Es un hecho, manejamos conceptos tan complejos que a veces la propia definición plantea más interrogantes de los que aclara. Blognovela o narrativa hipertextual pueden antojarse nociones abstractas e inasibles en cuanto a que están “demasiado” vivas, en constante proceso de mutación, pues se construyen in situ y en directo, a partir de los nuevos caminos investigados por creadores de todo el planeta.

Asusta pensar que, a nivel usuario, la historia real de internet no llega a veinte años. Aún recuerdo, a finales de los noventa, cuando iba a casa del único amigo que estaba conectado y, maravillados, conversábamos con desconocidos en aquellos chats antediluvianos. Desde entonces los cambios han sido tan radicales como el paso de la rueda al motor de combustión.

Por tanto toda la reflexión en torno al fenómeno está condenada a ser teórica y especulativa: ni siquiera podemos esgrimir el socorrido argumento de “la historia se repite”. No hay referentes ni autoridades en la materia, y cuando intentamos clavar una bandera en territorio conquistado resulta que ese territorio ya se ha desplazado unos cuantos metros. 

De ahí que haya cabida para todas las posturas: gurús, visionarios, apocalípticos e incluso guasones como los de esa editorial norteamericana que, muy circunspectos, llamaban a la calma, “pues el libro físico no va a acabar con internet”. Lo paradójico es que todos los que debatimos hasta el hartazgo y tratamos de vaticinar qué será del mundo digital recordamos perfectamente lo que era la vida antes de la web. Es decir, somos inmigrantes (¿intrusos?), meros regentes que gobiernan de modo interino a la espera de que los nativos, herederos legítimos del reino, alcancen su mayoría de edad. 

Por eso tiendo cada vez más a observar a mi hermana, nacida en el año 2000 e hija simbólica del siglo XXI. Mabela, que así se llama, vive en una casita en mitad del campo y es una niña normal: graba vídeos domésticos de sus mascotas con el móvil, los edita y los sube a su canal de youtube, retoca fotografías y las cuelga en tuenti, estudia con un notepad y suspira por el día en que sus padres le permitan tener una tableta. Ah, y de vez en cuando mira la tele de reojo o abre un libro (sólo si capta visualmente su atención).

A veces estoy tentado de preguntarle: “Mabela, ¿tú cómo ves el futuro?”, pero me abstengo, porque está frente al ordenador, chateando con una ciber-amiga chilena con quien comparte un caballo virtual en un establo virtual en una red social de la que yo nunca había oído hablar. Entonces me respondo yo mismo: Mabela comprende intuitivamente y sin esfuerzo esos conceptos a los que aludía al principio y que a mí tanto me cuestan. Y es que ella no tiene que porfiar por ver el futuro: se limita a vivir el presente.

Este blog descansa hasta el lunes 1 de abril. Felices vacaciones, y si son transmedia, mejor.         
     







martes, 19 de marzo de 2013

Manos en la piedra



De entre todas las manifestaciones del arte paleolítico hay un que, sin duda, cautiva la imaginación de todo aquel que la contempla. Me refiero a las pinturas de manos en cuevas a lo largo y ancho del mundo. Manos que nuestros antepasados olvidados, por motivos que tan solo podemos especular, dejaron grabadas en los abrigos de piedra. Según los expertos de la materia esas pinturas se realizaban de forma ritual, con carácter religioso. No seré yo quien les lleve la contraria. Sin embargo hay en ellas algo que subyace en el interior del alma humana, la necesidad de perdurar. 

Todo creador tiene esa misma necesidad, y en el desempeño de su arte, sea esta la que sea, manifiesta la necesidad de dejar constancia de su arte, de su persona. Los narradores no son menos. Todo aquel que escribe lo hace movido por muchas razones de peso, pero sin duda la de dejar una huella es común a todos. Todos los que escribimos aspiramos a ser leídos dentro de mucho tiempo. Aspiramos a que gente en un futuro escuche nuestra voz, y encuentre en ella desde simple diversión hasta consuelo. Aquel que diga lo contrario, miente.

Esta reflexión viene al caso por algo que cualquier persona observadora puede constatar; cada vez vivimos más rápido, los avances tecnológicos se suceden a un ritmo vertiginoso, el futuro ya es ayer. En el mundo del libro en España, por poner un ejemplo, incluso en la crisis que vivimos el ritmo de publicación es tal que obliga a las librerías a ejercer una rotación que apenas da un mes de vida a las novedades. Y esto en el mejor de los casos. Si esto sucede en un mundo tan arcaico como es el del libro, que no sucederá cuando hablamos de otros soportes.

El primer error que todos compartimos al pensar en Internet es que toda la información que en este momento podemos encontrar va a estar ahí para siempre. Falso. Toda la información de Internet se almacena en un número limitado de grandes servidores que, cada equis tiempo, hacen limpieza para no agotar su capacidad física. Muchas de las bitácoras que se leían hace años, muchísimos contenidos de listas de correos, foros de debate, páginas web, sencillamente se van por el sumidero. Está demostrado que un porcentaje bajísimo de blogs superan la barrera de los seis años. Eso por no hablar de formas de comunicación en Internet que como los grupos o listas de correo, sencillamente, pasaron a la historia o apenas tienen usuarios. 

Por ese motivo, cuando hablamos de wikinovelas o blognovelas, como en nuestra entrada anterior, o de Internet como plataforma para desarrollar contenidos narrativos, tenemos que tener muy claro la enorme fragilidad de estos soportes. Jamás en la historia de la humanidad se ha contado con un medio de comunicación tan rápido y eficiente, pero a la vez tan frágil. Para acceder a Internet necesitamos dispositivos electrónicos, conexiones a Internet, energía a fin de cuentas. Cierto, el libro en formato papel o esos abrigos de piedra donde nuestros antepasados grabaron sus manos tienen enormes limitaciones, pero son mucho más perdurables. 

Los autores tenemos que ser conscientes de todo esto y buscar formas de hacer perdurar nuestras creaciones. En este campo el concepto de transmedia se nos antoja como vital. Tal y como comentaba en la entrada del pasado miércoles, el transmedia es una técnica de creación de universos narrativos. Universos que emplean diversos soportes, analógicos y digitales, tradicionales y modernos, para crecer y desarrollarse. Es esa interconexión de soportes la única tabla de salvación que podemos encontrar en el caso de un naufragio digital. Eso y el convencimiento íntimo de que nuestro trabajo debe aspirar a permanecer para las generaciones futuras.




lunes, 18 de marzo de 2013

Las Wikinovelas como culmen del colaborativismo


El hecho de que la escritura colaborativa se alimente de la comunicación en línea entre sus diversos autores tiene su antecedente en los juegos de rol de los años 70,  que ofrecían un tipo de entretenimiento creativo con autoría compartida e intención lúdica por encima de la estética. En el siglo XXI, los textos narrativos escritos gracias a esta colaboración entre varios autores mediante la utilización de las "nuevas tecnologías" ha experimentado un boom impresionante, tanto en sus expresiones más breves como en las más extensas y elaboradas. 


Microseries: Antología Primera Temporada publicado por Ediciones Parafernalia recopila una selección de twitts profundos y llenos de humor producto de un original proyecto: sus creadores se propusieron publicar cada viernes a la misma hora de la tarde una serie de microcuentos que girasen alrededor de un tema distinto, empleando para ello la cuenta de twitter @MicroSeries. Otras iniciativas similares son llevadas a cabo por instituciones, como las convocatorias de escritura en línea vía twitter de Escuela de Fantasía o las de El Fantasma de la Glorieta.

El gran novelista de género fantástico Neil Gaiman ha finalizado recientemente un proyecto colaborativo patrocinado por Blackberry, donde fue el maestro de una convocatoria en las redes sociales (Twitter, Pintarest…) en la que pidió una ilustración y un cuento para elaborar Calendar Of Tales, un calendario de cuentos ilustrados y escritos por las personas que respondieron y de la que Gaiman ha ido haciendo una selección que puede verse aquí.

Proyectos más ambiciosos emplean el formato Wiki. La Wikinovela y la blogonovela están convirtiéndose en objeto de estudio e incluso de desarrollo por parte de grandes organismos como ya hiciera en el 2006 la Universidad de Deusto al crear una obra colectiva, multilingüe e hipertextual; o el proyecto A Million Penguins llevado a cabo por la conocida editorial británica Penguin, donde se ha creado una novela mediante el sistema wiki gracias a la colaboración de cientos de internautas y cuyo resultado ha sido la demostración de que una novela es posible sin ningún tipo de linealidad.

¿Cuál es la diferencia entre wikinovela y blogonovela? En la primera, el autor es colectivo, como son los casos que se pueden ver en El libro flotante de Caytran Dölphin o los más logrado aún LiterativaNovlet o Daniela´s tripEn la blogonovela, el autor se esconde tras un personaje. Los casos más representactivos son los creados por el argentino Hernán Cascieri.

Pero tras estas formas de ficción siempre subyace la misma idea: la recuperación de la narrativa oral y la ausencia del autor en favor de obras colectivas escritas bajo el lema del colaborativismo, tan en boga en la industrial cultural de este siglo. ¿Estamos pues ante la supresión de la figura del autor incluso ya en la novela, el género que ha sido su podio más elitista y exclusivo? Pinchad en los ejemplos aquí mostrados y juzgad por vosotros mismos...