Nuestra segunda entrevista nos trae a un pionero en el ámbito de la autopublicación on-line. Marc R. Soto (Santander, 1976) cultiva fundamentalmente el relato y la novela corta, y ha ganado diversos concursos de narrativa breve (a destacar el Jóvenes talentos Booket 2005). Ha publicado sus cuentos en papel y en ebook, en revistas españolas y estadounidenses, en fanzines y en antologías colectivas. Su última obra es “Todo muere: de la cuna a la tumba” (Saco de Huesos Ediciones, 2012).
1. ¿Cómo llegas a la autoedición digital? ¿Por una
mala experiencia con el libro tradicional, por abrir nuevas vías de negocio,
por simple curiosidad?
Llegué
a la autoedición digital porque soy un geek
y porque me gusta probar de todo. De hecho, llevaba años siguiendo los avances
en materia de lectores de libros electrónicos (recuerdo haber enviado un par de
correos electrónicos a Sony ofreciéndome como beta-tester hace tiempo, sin respuesta, por supuesto). Cuando
Grammata puso a la venta el primer Papyre en España hace cinco años, me hice
con uno y desde el momento en que lo encendí y empecé a leer “El sabueso de los Baskerville” en
aquella maravillosa pantalla de tinta electrónica tuve claro que eso era el
futuro.
También
tuve clara otra cosa: que mientras no hubiera una tienda de contenidos
realmente fácil de usar, todos los esfuerzos de comercializar ebooks serían en vano. Más o menos en la
misma época el iPhone 3G llegó a España y vi que el modelo de la App Store
(dispositivo cerrado, precios bajos, compras con un clic) era el que necesitaba
el libro electrónico para despegar. Así que cuando Amazon sacó a la venta su
Kindle y lo asoció a su portal no me cupo ninguna duda de que habían dado en el
clavo.
Por
desgracia, Amazon por entonces no vendía en España. Conseguir un Kindle aquí
era imposible sin recurrir a tretas como intermediarios en Estados Unidos,
direcciones postales falsas, etc. así que lo dejé correr. Otros, como Fernando
Trujillo o Juan Gómez-Jurado, tuvieron más vista que yo y se posicionaron en
ese mercado desde el principio.
En
cualquier caso, cuando hace un año y medio Amazon abrió sus puertas en España,
decidí que no podía esperar más y me lancé a sacar mis libros en el formato
Kindle aprovechando que los derechos de los mismos estaban ya de vuelta en mi
poder (el caso de “El hombre divergente”,
que publicara en papel AJEC en 2006), que eran inéditos (“Voces en la niebla”), o que volvieron a mi poder a los pocos meses
por razones que no vienen al caso (“Largas
noches de lluvia”, publicado en papel por Viaje a Bizancio en 2011). Y ya
en junio de 2012 saqué mi nuevo libro de relatos (“Todo muere”) con la editorial Saco de Huesos directamente en
formato electrónico.
2. Háblanos de Amazon como plataforma: ventajas,
inconvenientes, etc.
En pocas palabras:
Amazon no es Jauja.
Sí, es cierto
que todo el mundo puede publicar en su tienda cualquier tipo de obra (y cuando
digo cualquiera, quiero decir cualquiera: no creo que Amazon te ponga ninguna
traba si quieres publicar tu lista de la compra, a fin de cuentas quizá sea
poesía experimental), pero eso no es, ni nunca ha sido, garantía de éxito.
Publicar un libro puede ser fácil, venderlo ya es harina de otro costal.
Y aquí ya
estamos hablando de marketing, de
cómo conseguir que los lectores se enteren de que hay un libro tuyo ahí fuera y
hacer que se acerquen para echarle un vistazo a la portada, leer la sinopsis,
probar los primeros capítulos y, con suerte, con muchísima suerte, comprarlo.
Vamos, los mismos pasos que sigue un potencial comprador en una librería
tradicional.
Mientras que en
los libros físicos hay toda una industria detrás formada por los libreros, las
editoriales y los distribuidores, todos ellos interesados más o menos en vender
libros, con herramientas de promoción a su alcance como anuncios en prensa,
artículos y reseñas en revistas especializadas, entrevistas en la radio… el
autor independiente que apuesta por Amazon o por cualquier otra librería
virtual se encuentra de pronto solo en mitad del océano. Más le vale aprender
rápido a nadar, o de lo contrario su libro se hundirá en las profundidades de
los últimos puestos en los rankings de ventas de Amazon, donde nadie lo
encontrará jamás.
Dicho de otra
manera, su libro será ninguneado, ningún medio lo reseñará ni se hablará de él.
Da igual lo bueno o malo que sea ese libro.
Pero no todo es
negativo. Están los lectores. Los lectores son, probablemente, lo mejor que
tiene Amazon: una comunidad extensísima formada por miles (probablemente a día
de hoy decenas de miles) de personas entusiasmadas con la lectura, a las que no
les importa probar cosas nuevas, autores desconocidos… Que son tremendamente
activos en foros de literatura, que mantienen centenares de blogs en los que
hablan de sus libros, lo que les ha gustado, lo que no, lo que recomiendan,
aquello a lo que no deberías acercarte ni en pintura…
Además, como
autor podrás gestionar tu propia obra como jamás te lo permitiría hacer una
editorial: jugar con el precio, con la portada, hacer promociones, regalar
libros, innovar. ¿Quieres enviarles a tus lectores un ejemplar gratuito firmado
y dedicado? Si el libro es tuyo puedes hacerlo; si es de una editorial,
probablemente no.
En cuanto al
resto de plataformas (Smashwords, iBook Store de Apple, Fnac, Casa del Libro…),
de momento no están a la altura de Amazon en cuanto a base instalada de
lectores y hábitos de compra de sus usuarios. Algunas, además, como la Fnac o
la de la Casa del Libro no permiten publicar a autores independientes.
En resumen, si
te gusta implicarte en absolutamente todos los procesos asociados a la
publicación y venta de tus libros (¡todos!), Amazon es tu sitio. Si consideras
que pensar estrategias de marketing,
posicionamiento, elegir o confeccionar tú mismo tus portadas, mantener al día
un excel con todas las estadísticas relevantes de tu libro (ejemplares
vendidos, acciones llevadas a cabo de promoción, su posible impacto,
posicionamiento en rankings…) no debería ser trabajo tuyo, ni te lo plantees:
busca una editorial, todavía hay gente que publica con ellas.
Como dije al principio, Amazon y en general la
autoedición no es Jauja. Pero al menos para mí, resulta tremendamente
divertida.
3. Te encargas personalmente de la corrección y
maquetación de tus textos, así como del marketing y la promoción. ¿El futuro
pertenece al escritor todoterreno?
El futuro (como
el pasado) pertenece al escritor cuyas obras sintonicen de forma natural con
las preocupaciones y las apetencias de los lectores de su tiempo. Puede ser un
escritor independiente o uno auspiciado por una editorial, eso no importa
demasiado. Incluso siendo independiente es posible que algunas labores que
rodean la creación de un libro se las encargue a otro, como la portada, la
corrección ortotipográfica o incluso la corrección de estilo. Naturalmente, un
autor independiente poco o nada conocido tendrá que ajustar su presupuesto al
máximo, lo que implicará que no podrá pagar a un corrector profesional, ni a un
maquetador, ni a un ilustrador, al menos al principio, pero nada le impide más
adelante contratar colaboradores freelance
para ciertas tareas, como hacen las editoriales.
Como decía, dudo
que ser todoterreno sea una condición suficiente para el éxito, pero para los
escritores independientes sí creo que es al menos necesaria. Así que si eres un
escritor independiente, más vale que te guste usar Gimp o Photoshop Elements
(el Photoshop profesional vale una pasta…), tirar del Panhispánico de Dudas,
charlar en foros de lectores de una forma amena y sincera… y te tiene que
gustar casi tanto como escribir. De hecho, una vez terminado el libro, incluso
más.
Pero es que incluso si trabajas con una
editorial no te vas a librar de esos trabajos: tendrás que revisar cada
corrección que hagan los correctores (casi siempre son acertadas, pero no
siempre, y al final quien da la cara es el autor), lo que implicará leer tu
manuscrito docenas de veces; tendrás que participar en el proceso de creación
de la portada; y, por grande que sea la editorial, el trabajo sucio del marketing
recaerá siempre y casi por completo sobre tus hombros.
4. Has llegado incluso a tantear el mercado
norteamericano. ¿Es un campo con posibilidades para un narrador español?
Me gustaría
darte una respuesta concisa y definitiva, pero la verdad es que no lo sé.
Mientras que no he tenido ningún problema para publicar un par de veces en una
revista americana como la Ellery Queen’s
Mystery Magazine (enviándoles mis relatos traducidos profesionalmente en
inglés, como cualquier otro candidato), la novela breve “Mosquitoes”, publicada en Amazon.com también en inglés, está
teniendo ventas discretas aunque, eso sí, críticas estupendas por parte de los
lectores.
¿Es porque los
lectores americanos son más reacios a leer prosa extranjera que nosotros? ¿Es
porque el formato de novela breve no es el más adecuado para llegar a ese
público? ¿Es porque no ha tenido campaña publicitaria de ningún tipo y allí hay
mucha más competencia que aquí?
Seguramente la
respuesta sea una mezcla de las tres.
Sin embargo
Amazon.com es mucho más que el mercado norteamericano anglosajón. Casi todos
los países hispanohablantes de América (México, Argentina…) tienen la .com como
tienda de ebooks. Incluso en Estados Unidos la comunidad hispana es lo
suficientemente abundante como para marcar la diferencia en ese mercado, y con
una ventaja sobre el mercado español: se trata de usuarios (los
estadounidenses) con una cultura consumista muy diferente de la nuestra, con
una relación con la piratería muy diferente de la nuestra, y con una forma de
valorar los precios muy diferente de la española.
Así que yo
apostaría más por vender nuestras novelas en español en Estados Unidos y el
resto del continente americano, antes que por traducirlas.
5. Ninguno de tus libros lleva código DRM. ¿Cuál
es tu actitud ante la piratería?
A mi modo de
ver, hay dos formas de enfrentarse al problema de la piratería (porque, en
efecto, supone un problema): puedes preocuparte por la gente que lee tus libros
sin pagar o puedes preocuparte por los que eligen sí pagar por ellos. La
primera opción te lleva de cabeza a la depresión, a las ganas de mandarlo todo
a tomar vientos y dejar de escribir otra cosa que rabietas en Facebook a lo
Lucía Etxebarría. La segunda te lleva por senderos más divertidos y –creo-
fructíferos.
De las dos, yo
me quedo con la segunda. Es decir, no me preocupo demasiado por la piratería y sí me preocupo mucho por
quienes compran mis libros. Desde el comienzo he intentado que quien tome la
decisión de adquirir mis libros de la forma “legal” tuviera ventajas sobre los
que optaran por la versión “pirata”.
Un de esas
ventajas es la de poder conseguir una copia autografiada del libro electrónico
comprado, relatos gratuitos y, en un futuro, otros extras como relatos en audio
y algunas sorpresas más que prefiero guardar a buen recaudo por el momento J La idea es conseguir que incluso
para alguien que se haya descargado el libro “gratis”, acabe siendo atractiva
la idea de comprarlo.
Algo muy curioso con lo que llevo tiempo
encontrándome en internet es una profunda división de opiniones respecto a la
piratería dentro de los pocos usuarios. Mientras hay poca gente común que
critique la piratería de música, series de televisión o películas, sí hay una
comunidad bastante grande de lectores y usuarios de videojuegos que la condenan
de forma activa y sostienen discusiones encendidas al respecto en blogs y
foros. Las razones de los jugadores las entiendo perfectamente, ya que han
visto cómo grandes desarrolladoras caían a causa de la piratería (incluso una
consola, la DreamCast, muerta apenas después de nacer por ello mismo), y las de
los lectores las achaco a algo muy sencillo: es gente que lee. Quizá por
deformación profesional tiendo a considerar que la gente que lee tiene una
imaginación más desarrollada y, en general, una mayor capacidad de ver a largo
plazo y tomar decisiones acertadas.
6. El ebook prescinde de los intermediarios:
libreros, agentes, editores, distribuidores. ¿Qué relación se establece entre
el autor y el lector?
Todos los
autores excepto aquellos con un ego superlativo tienen (tenemos) cierta
tendencia a quedarnos en casa y el sueño de que nos “dejen en paz para poder
dedicarnos a escribir de una vez”.
Entrevistas,
sesiones de firmas, encuentros con los lectores, presentaciones de libros…
incluso salir de copas un sábado por la noche pueden llegar a ser un fastidio
cuando lo único que te apetece es quedarte en casa trabajando con esa historia
que te tiene enamorado como un chaval.
Con la
publicación electrónica esa tendencia podría convertirse en un peligro, dado
que con los ebooks actos sociales como las presentaciones o las sesiones de
firmas no tienen demasiado sentido.
Sin embargo, lo
cierto es que el libro electrónico propicia un mayor acercamiento entre
lectores y autores. Internet se convierte en el ecosistema en que todo lo
relacionado con los libros de un autor se mueve: el blog donde habla de su día
a día o relata anécdotas interesantes de la etapa de creación del libro y
adelanta información de sus próximos trabajos; el foro en que los lectores
comentan los entresijos de los libros electrónicos que están leyendo y reciben
recomendaciones de otros lectores como ellos; la tienda en la que navegar
buscando la próxima novela que “llevarse al buche”; twitter, facebook, correo
electrónico…
Si te fijas,
todos esos medios lo son de ida y vuelta. En una presentación en la que el
autor y el editor sueltan sus “rollos” (un 99,99% de esos “rollos” consisten en
asegurar al personal que el libro colocado de forma bien visible en el atril es
el mejor libro escrito desde el Quijote) no se establece un verdadero vínculo
con los lectores, que son sujetos pasivos del acto, no se abre un canal de
comunicación duradero. Esto, cuando hablamos de internet desaparece: el lector
deja de ser un sujeto pasivo para convertirse en un actor más de cada uno de
los actos mediante su participación en discusiones de un foro, la
correspondencia electrónica, sus preguntas y respuestas vía twitter…
En mi opinión tanto de escritor como de lector
es precisamente esa cercanía que propician las nuevas tecnologías lo más
hermoso de los libros electrónicos.
7. Por último, dejemos volar la imaginación.
¿Cómo ves el mundo editorial dentro de 10 años? ¿Crees en el modelo de
convivencia entre el libro físico y el electrónico?
Sí, creo que hay espacio para la
convivencia. Algo tan exitoso y tan perfecto como el libro físico no va a
desaparecer por las buenas. El libro electrónico crecerá cada vez más, sin
lugar a dudas, ocupando un nicho en el que el libro en papel nunca fue
demasiado eficiente (el de la literatura de consumo, los libros baratos,
baratos de verdad), pero hay usos en
los que el libro en papel es insustituible, digan lo que digan: ediciones
artísticas, realmente únicas; colecciones encuadernadas en materiales nobles;
el libro como regalo; el libro como juguete; el libro como fetiche.
¿Será una industria más reducida? Sí, desde
luego. El libro electrónico barrerá al libro en papel como la televisión barrió
a la radio, no me cabe ninguna duda sobre eso; pero como la radio, el libro
también sobrevivirá, haciéndose fuerte en aquello en que el libro electrónico
no podrá ganarle nunca: sus dimensiones físicas, su peso, su tacto y (supongo,
porque yo nunca he sido un “esnifador de libros”) su olor.