Desde que arrancó la
andadura de esta bitácora, hace poco más de dos meses, en la entrada de los
miércoles hemos prestado especial atención al mundo de la diversión electrónica
como soporte narrativo. El mundo del videojuego, como ocurre con la literatura
o el cine, se subdivide en una enorme variedad de géneros. Ciertos géneros, como
los Beat´em up o los Shoot´em up nos resultan de poco
interés, a pesar de que alguno de ellos esbocen historias interesantes. Sin
embargo hay ciertos géneros en los cuelas la jugabilidad cede protagonismo a la
narración. Ya hemos hablado en esta bitácora del universo transmedia Assassin´s
Creed o de esa auténtica película interactiva titulada Heavy Rain. Hoy volvemos
a centrar nuestra mirada en el mundo del videojuego para hablar de uno de los
títulos más elogiados, estudiados y vendidos de la por ahora corta historia del
ocio electrónico.
A finales de septiembre
de 1993 salió a la venta un videojuego que gracias al uso de muchos de los
recursos narrativos de los que estamos hablando hoy aquí, se convirtió en uno
de los precursores de la narrativa transmedia. Estoy hablando de Myst,
videojuego desarrollado por los hermanos Roby y Rand Miller.
En este juego tomábamos
el papel de El Extraño; alguien que, después de leer un libro misterioso, libro
que describe con detalle un mundo isleño llamado Myst, al tocar su última hoja en
la que aparece la imagen en movimiento de una isla, se veía transportado a dicha
isla. Una vez allí, atrapado, no tiene más remedio que buscar una salida. En
dicha isla hay una biblioteca, y en ella otros dos libros, uno rojo y otro
azul, que al igual que el libro inicial, son puertas a otros mundos. De esta
forma el jugador iniciaría una larga y compleja aventura en la que descubriría
la existencia de Atrus, un artesano capaz de escribir libros mediante un
sistema antiquísimo llamado “El Arte”, creado por una olivdada civilización
conocida como los D´ni, el cual convierte a dichos libros en portales a otros
mundos o “Edades”, tal y como se les define en este fascinante universo
narrativo.
Y es que Myst, que
pertenece al tipo de juegos denominados como “aventuras gráficas”, sumergía al
jugador, gracias a su perspectiva en primera persona, su evocadora banda
sonora, y su inquietante diseño artístico, en un universo narrativo tan
complejo como brillante. A lo largo del juego y sus cuatro secuelas el jugador
(Myst, Riven, Exile, Revelation y End of Ages) resolviendo complejos puzles, exploraba en profundidad
las diversas Eras que conformaban el
universo de Myst. En Myst el libro como objeto y la narración cobraban el absoluto
protagonismo. Podemos afirmar que Myst fue el primer ejemplo del increíble potencial
de las nuevas tecnologías como soporte de narraciones hipertextuales. En
esencia este videojuego es un pionero de la narrativa hipermedia en la Era
Digital. Esos libros con imágenes animadas anunciaban ya los actuales soportes
de lectura, y llevaban un paso más allá la idea de que los libros son puertas a
otros mundos.
La historia de Myst,
que como he dicho se desarrolló a lo largo de cinco títulos, no terminaba en el
soporte digital. Por primera vez en la historia del videojuego un mundo creado
en soporte electrónico saltaba al papel impreso. Y lo que es más innovador, los
libros de Myst no eran una adaptación de lo contado en el videojuego. En las
tres novelas, The Book of Atrus, The Book of Ti´ana y The Book of D´ni se exploraban aquellos
aspectos de este universo narrativo que en los videojuegos apenas se nombrado y
que resultaban imprescindibles para comprender en su totalidad dicho universo
imaginario. De forma efectiva estas novelas convirtieron al universo de Myst en
un universo transmedia.
A día de hoy, veinte
años después de su lanzamiento, el universo Myst sigue vivo. Sus dos primeros
títulos, Myst y Riven han sido modernizados técnicamente y lanzados al App
Store de Apple, y sigue existiendo una entusiasta comunidad de prosumidores que
no han dejado de apoyar a los hermanos Miller en su empeño de convertir este universo narrativo en una película. Sin lugar a dudas el universo de Myst merece ser conocido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario