viernes, 31 de mayo de 2013

Explorando la agenda transmedia

28 de mayo, martes, 18.00. ShotWords acude puntual al edificio de Telefónica en la Gran Vía madrileña para asistir a TEDx, uno de los eventos transmedia más señalados en una semana bastante movidita. Las instalaciones son inmejorables, la organización se intuye altamente profesional. En el público, una llamativa mescolanza de jóvenes “malasañeros” y señores trajeados, tal vez ejecutivos de la propia firma cuyos despachos están situados unas plantas más arriba. 

Javier Villarrubia oficia de maestro de ceremonias y explica qué es TED (Technology, Entertainment, Design): una organización sin ánimo de lucro que desde 1984 celebra charlas y congresos en todo el mundo bajo el lema “Ideas que merece la pena difundir”. La temática es muy variada (ciencia, arte, política) y ha contado con conferenciantes de lujo como el ex-presidente Clinton o Bill Gates. En este caso la x hace referencia a que se trata de un evento local e independiente.

El formato es ágil, dinámico, muy “americano”. Villarrubia introduce una serie de vídeos de diez minutos que incluyen fragmentos de otros eventos TED celebrados en Estados Unidos, lo que crea una sensación de juego de espejos, pues en dichos vídeos hay a su vez otros ponentes dirigiéndose a otros públicos, dando paso a otros vídeos.

Se proyectan tres vídeos: una curiosidad sobre el vídeoclip viral de la banda Ok Go; una charla de Andrew Stanton (“Nemo”, ”Toy story”) desgranando las claves de eso que ahora se llama storytelling y que es básicamente la narración de toda la vida; y por último una auténtica joya del ilusionista Marco Tempest, que con un soberbio y minimalista espectáculo de realidad aumentada cuenta la historia de Nikola Tesla.


La “estrella” de evento, sin embargo, es Víctor M. López, que cierra el acto hablando de sus criaturas transmedia de animación: el popular Pocoyó, la serie Jelly Jamm y el inminente estreno de Bugsted, que parte de una premisa muy atractiva (¡una cucaracha se coló en el Apolo XIII y llegó a la luna!).

Y aquí viene la reflexión de ShotWords: la apuesta de López, que apela al público infantil, es extremadamente inteligente, casi infalible, tanto desde el punto de vista narrativo como empresarial. Los niños entienden los nuevos soportes por intuición, y consumen contenidos transmedia de un modo natural, es decir, no tienen que esforzarse por aprender. Además, no están todavía tan condicionados como los adultos por una cultura concreta, y la barrera lingüística no existe para ellos (¿alguien ha descubierto en qué idioma habla Pingu?). Un producto dirigido a los más pequeños aspira, por tanto, a un mercado global. Esto explica el éxito internacional de Pocoyó o Jelly Jamm.

Pero dándole la vuelta al argumento cabría preguntarse si por estos mismos motivos la ficción transmedia para adultos está hasta cierto punto lastrada. Ambiciosas propuestas como “The Cult” o “Defiance” (ambas reseñadas aquí) no han terminado de cuajar, y tampoco en España ha habido series concebidas desde su origen como transmedia. Víctor M. López apuntaba lo importante que es para su modelo de negocio la venta del juguete físico asociado a cada dibujo animado. Esa vía de financiación se pierde con las audiencias adultas. ¿Cómo generar, pues, ingresos? ¿Cómo asegurar la rentabilidad y la sostenibilidad en este contexto de “todo gratis” propiciado por Internet?   

Lamentablemente tuvimos que marcharnos del evento antes de poder formular estas cuestiones. Porque abajo nos esperaba el escritor Marc R. Soto, para una jugosa entrevista de la que podréis disfrutar la semana que viene. 

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