Son tan solo tres palabras, pero son probablemente las tres
palabras más poderosas de nuestro lenguaje. Ninguna otra fórmula atrapa la
atención como estas tres palabras. Hagan ustedes, amables visitantes, el favor
de detenerse un instante y en su próxima reunión familiar o de amigos, sin
importar la edad de estos, decirlas en voz alta, para así comprobar lo que
sucede. Digan con firmeza: “Érase una vez”.
A Charles Perrault le debemos esta expresión (Il était
une fois), y desde aquel lejano 1694 en que lo empleó por vez primera
ninguna otra fórmula ha logrado atraer la atención del público como esta. Esto
se debe a que anuncia el principio de un cuento, de un viaje a ese mundo de la
fantasía en el que habitamos en la infancia y al que siempre deseamos volver.
Esta fórmula magistral es un pilar básico que ningún narrador debería olvidar
jamás. Y a tenor de lo que estamos viviendo estos últimos años, parece que no
lo hemos olvidado.
Y es que de un tiempo a esta parte los lectores y
espectadores de todo el mundo estamos comprobando como los cuentos clásicos y
sus personajes se adueñan una vez más de nuestra imaginación. La razón es más
que evidente; por un lado el cuento de hadas nos retrotrae a esa edad dorada
que es la infancia, y por otro lado los cuentos de hadas son el culmen de miles
y miles de años de tradición oral, de contar cuentos alrededor del fuego, y
como tales son fórmulas narrativas perfectas. Aunque no me guste especialmente
usar esta expresión, puesto que siempre han estado ahí, podemos afirmar sin temor
a equivocarnos que los cuentos de hadas clásicos están de moda.
Si bien esta tendencia de recuperar los cuentos de hadas
clásicos adaptándolos a los tiempos y gustos modernos ya la podemos percibir en
los años noventa del pasado siglo (no hay más que recuperar obras como Neverwhere o Stardust,
de ese genio inglés llamado Neil Gaiman), tenemos que acercarnos al mundo del
cómic para encontrar el primer intento serio y exitoso de adaptar los cuentos
de hadas a nuestro tiempo.
En el año 2002 el sello Vertigo Comics publica el primer
número de la serie Fábulas (Fables) guionista y dibujante
Bill Willimgham. En dicha serie que sigue publicándose a día de hoy con
tremendo éxito de público y crítica, son los protagonistas de los cuentos
de hadas los que al verse obligados a huir de sus Tierras Natales que han sido
conquistadas por el misterioso enemigo conocido como “El Adversario”, se
exilian en Nueva York. Una vez en la Gran manzana descubrimos a estos
personajes clásicos en facetas que son tan comunes a nuestro mundo como
impropias del mundo de los cuentos en el que generalmente habitan.
Claramente inspirada por Fábulas
en 2011 la cadena de televisión estadounidense ABC estrenaba la serie Once Upon a Time. El rotundo
éxito de la serie no solo la ha permitido renovar por una tercera temporada,
sino que está anunciado un primer spin-off de la misma, Once Upon a Time in Wonderland.
También en 2011 la cadena NBC lanzó el procedimental de fantasía Grimm, en el
cual un heredero de los hermanos Grimm se enfrenta a todo tipo de criaturas
surgidas de los cuentos de hadas. Y al igual que la serie de la ABC la serie
Grimm ha sido renovada para una tercera temporada. Por si esto fuera poco la
cadena de televisión española Antena 3 tiene previsto estrenar para la próxima
temporada la serie Cuentos del
Siglo XXI, la cual revisitará los cuentos clásicos para contarlos con una
óptica actual.
Pero no solo en la pequeña pantalla viven esta edad dorada
los personajes de los cuentos. En los últimos años los cuentos de hadas se han
apoderado de las pantallas de cine de todo el mundo. Y no precisamente en
películas realizadas para el público infantil, como las de la factoría Disney.
Títulos como Los hermanos
Grimm (The brothers Grimm,
2005), Caperucita Roja (Red Riding Hood, 2011), Blancanieves y la leyenda del
cazador (Snow White and the
Hunstman, 2012), nuestra aportación nacional en forma de película muda y en
blanco y negro, Blancanieves (2012), o la más reciente Hansel y Gretel: cazadores de
brujas (Hansel & Gretel:
Witch Hunters, 2013), son una muestra del enorme poder de atracción que estas
historias y sus personajes siguen teniendo sobre nosotros.
Aunque el repaso que hemos dado al fenómeno del renacer de
los cuentos de hadas en el mundo de la cultura popular de la Era Digital a buen
seguro estará incompleto, es más que suficiente como para darse cuenta de que
los cuentos de hadas no solo siguen vivos, sino que gozan de una salud
envidiable. Como narradores no podemos dejar de constatar que los cuentos
tienen todos los elementos necesarios para que una historia triunfe. Son la
base sobre las que puede construirse cualquier historia. Por eso nos encanta,
de vez en cuando, comenzar nuestras historias con un “Érase una vez…”.
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