miércoles, 19 de junio de 2013

Superman

El 1 de junio de 1938 llegaba a las librerías americanas el número uno de la revista Action Comics. En la portada aparecía por vez primera el que es, probablemente, el arquetipo de dios de la mitología de los tiempos modernos, la mitología súper-heroica: Superman. Para celebrar su setenta y cinco cumpleaños las pantallas de cine de todo el mundo reciben en estas fechas una nueva adaptación del personaje, el blockbuster Man of Steel, con un éxito de público y crítica casi unánime (hay que destacar que, curiosamente, las voces más discordantes vienen de guionistas de la DC Cómics, editora de los comics).

Nacido de la imaginación de Jerry Siegel y Joe Shuster, Kal-El, último superviviente del mundo desaparecido de Krypton, es a día de hoy, 75 años después de su primera aparición, el icono más representativo de la mitología moderna. Si al hablar de otro de esos personajes icónicos de la cultura popular  nacidos en los años 30, Conan, decíamos que es un antihéroe, un precursor de los personajes que habitualmente pueblan nuestro cine y literatura más moderna; está claro que Superman está en el extremo opuesto. Superman es el modelo de héroe encarnado, el molde en el que se han de comparar todos los superhéroes.  

Desde aquel lejano día de primavera de los años 30 hasta hoy la popularidad del Hombre de Acero no ha dejado jamás de crecer. Razón por la cual su figura es una de las más representadas en todos los medios narrativos. Un personaje transmediático como pocos, cuyas aventuras se han narrado tanto en el cómic que le vio nacer, comoen series de televisión, seriales de radio, novelas, videojuegos, juegos de roly en la gran pantalla. Un moderno Aquiles que nació en unos momentos muy parecidos a los que estamos viviendo.

Y es que en tiempos difíciles como estos el público necesita de héroes como Superman. Seres dotados de capacidades sobrehumanas y de unos valores tan elevados que los conviertan en referentes contra la injusticia que nos rodea. En sociedades tan manifiestamente descreídas como la europea en general, o la española en particular, podría parecer que dicho tipo de personajes están condenados al fracaso. Nada más lejos de la realidad.

La popularidad de este tipo de héroes es tan enorme aquí como fuera del Viejo Continente. Los valores tan humanos que representan son patrimonio de la humanidad. Los hombres necesitamos de héroes que nos inspiren. Si no se lo acaban de creer tan solo tienen ustedes que hacer el favor de ver las audiencias semanales que tiene en España la serie Águila Roja, que no es otra cosa que una especie de superhéroe del Siglo de Oro.

Por ese motivo, por el enorme éxito que tienen estos personajes entre el público, los miembros de ShotWords no acabamos de explicarnos porque no aparece una nueva hornada de héroes en la ficción nacional. Los creadores del Águila Roja lo comprendieron bien; hay que quitarse los complejos, nuestro sentido del ridículo, nuestra falas pose de estar de vuelta de todo. Necesitamos héroes que nos den esperanza, aunque solo sea en la ficción. Por ese motivo le damos de nuevo la bienvenida al Hombre de Acero. Ojalá en los próximos tiempos veamos nacer muchos más dioses modernos que nos ayuden en estos tiempos oscuros.

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