Hace casi tres años, mi marido y yo iniciamos ShotWords como una editorial digital, nada convencional, que debía servir de punto de encuentro entre escritores y artistas, en especial videocreadores, fotógrafos e ilustradores. Entonces no lo sabíamos, porque conoceríamos el término más tarde, pero estábamos creando una editorial de ciberliteratura. Tras un año de duro trabajo de investigación y formación, nos dimos cuenta de que no queríamos ser editores. En realidad, la narrativa para mi era un hobby y para él la fotografía y el diseño una afición. No merecía la pena hacernos empresarios en un sector además tan desconocido para nosotros. Aunque no dimos de baja ShotWords, el proyecto quedó dormido mientras ambos nos volcábamos con fuerza en nuestras carreras profesionales.
En Junio de 2012, la crisis dio de pleno en el sector audiovisual por razones de todos conocidas. Yo me aventuré a desempolvar mi otro perfil profesional, el de productora, haciendo un curso de lo que ahora se llama Gestión Cultural, organizado por la Escuela de las Artes, en el Círculo de Bellas Artes y gestionado por la Universidad Carlos III. El curso se centró en los nuevos horizontes que se abrían para la cultura gracias a la Web 2.0. Y allí fue donde escuché por vez primera términos como branded content y transmedia. Le propuse a mi marido aplicar lo aprendido en el curso no para buscar trabajo sino para ser una emprendedora y reconvertir ShotWords en una empresa dedicada a la creación de contenidos para branded content y transmedia. Él acababa de aceptar una oferta de Stage Entertainment como director técnico de la gira de B&B y le era imposible acompañarme, aunque se prestó a que SW fuese una filial de su ya montada estructura empresarial Plight and Me, para así ahorrarme ese paso.
No era posible hacer esto sola. Una empresa 2.0 requiere de mucha tiempo en las redes sociales, yo reconozco que no soy una adicta a ellas, y además, para el branded content se necesita más de una menta con chispa. En cuanto a la transmedia, yo tenía claro que universo quería contar y para ello me haría falta un ejército...
El primero en incorporarse al proyecto ShotWords fue Daniel Corpas, con el que coincidí en Cuba años atrás y que andaba buscando trabajo. Él, que tiene bastante iniciativa, ya estaba con la idea del branded content en la cabeza. Además, es un escritor de palabra hábil y buen dominio de las letras. Un mes después se incorporó Eduardo Martínez, a quien yo conocía del colegio de mi hijo y que acababa de quedarse en paro. Eduardo ya había colaborado conmigo como asesor histórico en proyectos audiovisuales, era una gran conocedor de los juegos de rol y de los video juegos y también hacía sus pinitos como escritor de novelas fantásticas.
El primer proyecto que abordamos no tuvo nada que ver con transmedia ni branded content, sino con musicales, ya que mi marido había visto un formato en el extranjero que quería adaptar a España. Como era algo novedoso, un híbrido entre teatro y cine con posibilidades tanto transmedia como de branded, decidí acometerlo con ShotWords en vez de individualmente para así intentar posicionarnos. Al final éste ha sido el único proyecto teatral que hemos escrito desde ShotWords, ya que para proyectos futuros mi marido y yo hemos creado recientemente ILLUSION STAGE.
Nuestra idea de hacer branded content quedó desestimada cuando me di cuenta de la precariedad con la que se estaba haciendo en España. No me interesaba relacionar un proyecto que quería ser innovador y rico con una técnica de marketing que se aplicaba en el sector audiovisual de forma tan precaria y cutre. Tras varias discusiones con Daniel y Eduardo, redireccioné ShotWords en un proyecto colectivo de creadores de universos transmedia. Les convencí para volcarnos por completo en la creación de nuestro gran universo, SINARQUÍA, al tiempo que creábamos un blog en lugar de una web para así poder tener pleno acceso diario a los contenidos. Aquí hablaríamos de todo lo que estaba pasando en la narrativa a raíz de la Revolución Tecnológica y la Web 2.0, ya que la transmedia tiene en ambas su razón de ser. La idea del blog era darnos a conocer en las redes para cuando SINARQUÍA estuviese lista, y hacer partícipe a la gente de lo que en todo el mundo se hacía en narrativa aplicada a las nuevas tecnologías y las redes sociales.
No solo redireccioné a lo que nos íbamos a dedicar sino también el tipo de proyectos que íbamos a abordar, tanto temática como estéticamente, para tratar de crear así una marca única y exclusiva. Lo que también me llevó a más de una discusión con el equipo...
El trabajo de investigación que hemos venido haciendo para la bitácora nos vino muy bien para poder afrontar nuestro propio universo, ya que nos permitió entender el porqué de los éxitos y fracasos de otros universos transmedia y los entresijos de los proyectos narrativos digitales. Abordamos la ciberliteratura, las web series y los web dramas, los juegos de rol, los video juegos, las series de ficción y animadas y las novelas, así como los microrrelatos. Nos hicimos periodistas para entrevistar a gente que se aventuraba en estas lindes y también para cubrir eventos transmedia.
Hemos aprendido mucho y conocido a creadores muy interesantes. También hemos sacado nuestras propias conclusiones: transmedia es, como el branded content, solo una táctica más para hacernos consumir. Y no literatura precisamente, sino los soportes tecnológicos en los que ha de transmitirse (dispositivos móviles, web, video consolas etc.). Otra conclusión ha sido que ni todo es transmediable ni todo ha de ser transmediado. De hecho, la implantación de la transmedia como nueva forma de narrar está siendo muy desigual en Europa, lo mismo que la del e-book. Solo historias que de verdad puedan evolucionar en el tiempo y mediante distintos personajes tienen un futuro rico y exitoso, como por ejemplo una historia tipo JUEGO DE TRONOS. El género fantástico y la ciencia ficción se llevan la palma: son los que mejor se prestan a crear universos transmedia interesantes y que inciten al consumo de soportes digitales (amén de que los consumidores de este tipo de géneros lo son en potencia de las nuevas tecnologías). Y por último, que el éxito de un universo transmedia depende en gran parte de su poder para captar a gente joven y adolescentes que son quienes más tiempo pasan en la Web 2.0.
El triunfo de la transmedia no llegará ni por asomo al éxito del crossmedia, que sí que incita claramente al consumo de dispositivos móviles y webs, como es el caso de las series de animación como POCOYO. Ni que decir tiene los problemas que acarrea producir transmedia en un país sin infraestructura legal como España ni grupos con tentáculos en todos los sectores, como sucede en U.S.A. En U.K u Holanda, la tendencia está siendo el de asociarse aquellas productoras que pueden abarcar audiovisual, video juegos y aplicaciones por separado, para lanzar productos competitivos a la altura de los que nacen en Japón y Estados Unidos. Por otro lado, en ShotWords nos hemos posicionado contrarios a la práctica de crowfunding para nuestros proyectos, por la imagen de proyecto amateur que se tiene en España de los así producidos.
Sacadas todas estas conclusiones, ¿por qué seguir adelante con nuestro universo? Es una buena pregunta... Posiblemente, porque nos ha enganchado la historia que contamos y creemos que solo en transmedia se puede contar. Es más: estamos convencidos de que todas las personas del mundo debería conocer esta historia por el valor cultural que tiene.
Así pues, llega el momento de inflexión. Damos por acabada la bitácora y la investigación llevada a cabo, aunque seguiremos estudiando a fondo y aplicándonos el cuento. Le toca el turno a SINARQUÍA... Que ustedes lo disfruten...